El colegio se ubica en una parcela con una pendiente muy pronunciada. Para salvar este cambio tan brusco de cota, se orientaron los volúmenes perpendicularmente al desnivel, aprovechando el espacio inferior para ubicar el polideportivo dentro del conjunto, ya que éste necesitaba gran altura, quedando así camuflado bajo las aulas, sin ser visto desde la calle. Para descender el terreno se han construído terrazas a diferentes niveles, a las que se accede mediante rampas y que sirven de patios a todos los alumnos. En la cota más baja de la parcela se sitúa el campo de fútbol rodeado por el graderío, cuya grada superior queda al mismo nivel que el polideportivo cubierto. La entrada desde la calle se realiza mediante una gran explanada para albergar a los alumnos dentro del recinto sin quedar expuestos al tráfico. En la cima de la calle se sitúa la guardería, distribuída en volúmenes disgregados más acorde con la escala de los más pequeños y unidos todos ellos por un patio central con un pavimento singular. Estos volúmenes se revisten con diferentes materiales y texturas en contraposición al volúmen continuo del colegio, el cual se envolvió de paneles lisos de aluminio y color mate.